12.2.06

Salmo 120



Días mas tarde, veo pasar fuera de nuestra carpa, a la enfermera holandesa. La alcanzo, para mostrarle que he descubierto de cuál salmo hablábamos. Es el 120. Lo leemos y lo comentamos. Entre sonrisas me lo agradece, y me dice, "nunca más me olvidaré de este salmo".
Este es el texto.
Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel. El Señor te aguarda a su sombra, está a tu derecha; de día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El Señor te guarda de todo mal, él guarda tu alma; el Señor guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre.

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