26.5.09

San Felipe Neri


Le encantaba el lenguaje popular y con frecuencia llamaba a sus seguidores “bobo”, “lelo”,“palurdo”,”tontón”,“gaznápiro”, “ceporro”,o “Señora Eva”. A menudo propinaba empujones y capirotazos a personas que, por devoción, querían tocar su hábito. Cuando las mujeres se apiñaban a su alrededor, él se quitaba sus lentes y se las iba colocando una tras otras sobre la nariz. Le gustaba sobre todo agarrar a la gente por el pelo, por el mentón o por las orejas, tanto si eran conocidos o no. Con frecuencia quitaba “las tentaciones” a base de bofetadas, comentando, al hacerlo que iban dirigidas al demonio. (¡!)
En una ocasión, gente piadosa le preguntó cómo había podido alcanzar tan alto grado de santidad. “Muy sencillo”, respondió él, “al empezar cualquier cosa que hago, pienso: ¿cómo lo haría san Ignacio de Loyola? Y entonces hago justamente lo contrario.” (¡!)
Tantos eran los milagros realizados durante su vida que llegó a extenderse la fama que siempre llevaba a cabo tres milagros distintos.
Calendario Perpetuo de los Santos, Albert Christian Sellner, Editorial Sudamericana, 1994.

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