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CAPÍTULO I
EL DOLOR DE JOAQUÍN
1.- Consta en las historias de las 12 tribus de Israel, que había un hombre llamado Joaquín, rico en extremo, el cual aportaba ofrendas dobles diciendo: El excedente de mi ofrenda será para todo el pueblo, y lo que ofrezca en expiación de mis faltas será para el Señor, a fin de que se me muestre propicio.
2.- Y habiendo llegado el gran día del Señor, los hijos de Israel aportaban sus ofrendas, y Rubén se puso ante Joaquín y le dijo: No te es lícito aportar tus ofrendas el primero, porque no has engendrado en Israel vástago de posterioridad.
3.- Y Joaquín se constrictó en gran medida y de dirigió a los archivos de las 12 tribus de Israel, diciéndose: Veré en los archivos de las 12 tribus si soy el único que no he engendrado vástagos en Israel, e hizo perquisiciones y halló que todos los justos habían procreado descendencia en Israel, más se acordó del patriarca Abrahán y de que Dios en sus días postrimeros le había dado por hijo a Isaac.
4.- Y Joaquín quedó muy afligido y no se presentó a su mujer sino que se retiró al desierto, y allí plantó su tienda, y ayunó 40 días y 40 noches diciendo entre si: No comeré, ni beberé, hasta que el Señor, mi Dios, me visite, y la oración será mi comida y mi bebida.
CAPÍTULO II
EL DOLOR DE ANA
1.- Y Ana, mujer de Joaquín se deshacía en lagrimas, y lamentaba su doble aflicción diciendo: Lloraré mi viudez y lloraré también mi esterilidad.
2.- Y habiendo llegado el gran día del Señor, Judith, su sierva le dijo: ¿Hasta cuando este abatimiento de tu corazón?, he aquí llegado el gran día del Señor en que no te es lícito llorar, más toma este velo que me ha dado el ama del servicio, y que yo no puedo ceñirme porque soy una sierva, y el tiene el signo real.
3.- Y Ana dijo: Apártate de mi lado que no pondré eso, por que el Señor me ha humillado en gran manera, acaso algún perverso te ha dado ese velo y tu vienes ha hacerme cómplice de su falta, y Judith respondió: Que mal podría desearte, pues el Señor ya te ha herido de esterilidad para que no des fruta a Israel.
4.- Y Ana sumamente afligida se despojó de sus vestidos de duelo, y se lavó la cabeza, se puso su traje nupcial, y hacia la hora de nona, bajó al jardín para pasearse y vio un laurel que colocó bajo su sombra y rogó al Señor diciendo: Dios de mis padres, bendíceme, y acoge mi plegaria, como bendijiste las entrañas de Sara y le distes a su hijo Isaac.
CAPÍTULO III
TRENOS DE ANA
1.- Y levantando los ojos al cielo vi un nido de gorriones, y lanzó un gemido diciéndose: Desventurada de mi, ¿quien me ha engendrado?, ¿que vientre me ha dado a luz?, ¿porqué me he convertido en objeto de maldición para los hijos de Israel?, ¿quien me ha ultrajado y expulsado con irrisión del templo del Señor?.
2.- Desventurada de mi, ¿a quien soy semejante?, no a los pájaros del cielo, porque aún los pájaros del cielo son fecundados ante ti, Señor.
3.- Desventurada de mi, ¿a quien soy semejante?, no a las bestias de la tierra, porque aún las bestias de la tierra son fecundadas ante ti Señor.
4.- Desventurada de mi, ¿a quien soy semejante?, no a estas aguas, porque aún estas aguas son fecundadas ante ti Señor.
5.- Desventurada de mi, ¿a quien soy semejante?, no a esta tierra, porque aún esta tierra produce frutos a su tiempo y te bendice, Señor.
CAPÍTULO IV
1.- Y he aquí, que un ángel del Señor apareció y le dijo a Ana: Ana, el Señor ha escuchado y atendido tus suplicas, concebirás y parirás y se hablará de tu progenitura en toda la tierra, y Ana dijo: Tan cierto como el Señor, mi Dios, vive, si doy a luz un hijo, sea varón, sea hembra, lo llevaré como ofrenda al Señor mi Dios, y permanecerá al servicio todos los días de su vida.
2.- Y he aquí que dos mensajeros llegaron a ella diciéndole: Joaquín tu marido viene aquí con su rebaño porque un ángel del Señor ha descendido hasta el, diciéndole: Joaquín, Joaquín, el Señor Dios ha oído y aceptado tu ruego, sal de aquí porque tu mujer Ana concebirá en su seno.
3.- Y Joaquín salió, y llamó a sus pastores diciendo: Traedme 10 corderos inmacula, y serán para el Señor mi Dios, 12 terneros, y serán para los sacerdotes y para el consejo de los ancianos, y 100 cabritos, y serán para los pobres del pueblo.
4.- Y he aquí que Joaquín llegó con su rebaño, y Ana, que le esperaba en la puerta de su casa, viole venir, y corriendo hacia el le echó los brazos al cuello diciendo: Ahora conozco que el Señor mi Dios me ha colmado de bendiciones, porque era viuda, y ya no lo soy, estaba sin hijos y voy a concebir uno de mis entrañas, y Joaquín reposó en su hogar aquel primer día.
CAPÍTULO V
CONCEPCIÓN DE MARIA
1.- Y al día siguiente presentó sus ofrendas, diciendo entre si de esta manera: Si el Señor Dios me es propicio, me concederá ver el disco de oro del gran sacerdote, y una vez hubo presentado sus ofrendas, fijo su mirada en el disco del gran sacerdote cuando este subió al altar y no notó mancha alguna en si mismo, y Joaquín dijo: Ahora se que el Señor me es propicio y me ha perdonado todos mis pecados, y salió justificado del templo del Señor, y volvió a su casa.
2.- Y los meses de Ana se cumplieron y al 9º dio a luz, y pregunté a la partera: ¿Que he parido?, la partera contestó: Una niña, mi alma se ha glorificado en este día, y acostó a la niña en su cama y transcurridos los días legales Ana se lavó y dio el pecho a la niña y la llamó María.
CAPÍTULO VI
FIESTA DEL PRIMER AÑO
1.- Y la niña se fortificaba de día en día, y cuando tuvo 6 meses su madre la puso en el suelo para ver si mantenía en pie y la niña dio 7 pasos y luego avanzó hacia el regazo de su madre, que la levantó diciendo: Por la vida del Señor que no marcharás sobre el suelo hasta el día que te lleve al templo del altísimo, y estableció un santuario en su dormitorio que no dejaba tocar a las hijas de los hebreos que se conservaban sin mancilla y que entretenían a la niña con sus juegos.
2.- Y cuando la niña llegó a la edad de 1 año, Joaquín celebró un gran banquete, e invitó a el a los sacerdotes y a los escribas y al consejo de los ancianos y a todo el pueblo israelita, y presentó la niña a los sacerdotes y ellos la bendijeron diciendo: Dios de nuestros padres, bendice a esta niña, dale un nombre que se repita siglos y siglos a través de las generaciones, y el pueblo dijo: Así sea, así sea, y Joaquín la presentó a los príncipes de los sacerdotes, y ellos la bendijeron, diciendo: Dios de las alturas dirige tu mirada a esta niña y dale una bendición suprema.
3.- Y su madre la llevó al santuario de su dormitorio y le dio el pecho, y Ana entonó un cántico al Señor Dios, diciendo: Elevare un himno al Señor mi Dios, porque me ha visitado y a alejado de mi los ultrajes de mis enemigos, y me ha dado fruto de su justicia, a la vez uno y múltiple ante el, ¿quien anunciará a los hijos de Rubén que Ana amamanta a un hijo?, sabed, sabed, vosotros las 12 tribus de Israel que Ana amamanta a un hijo, y dejó reposando a la niña en el santuario de su dormitorio y salió y sirvió a los invitados y terminado el convite, todos salieron llenos de júbilo y glorificando al Dios de Israel.
CAPÍTULO VII
CONSAGRACIÓN DE MARÍA EN EL TEMPLO
1.- Y los meses se sucedían para la niña, llegó a la edad de 2 años, Joaquín dijo: Llevémosla al templo del Señor para cumplir la promesa que le hemos hecho, no sea que nos la reclame y rechace nuestra ofrenda, y Ana respondió: Esperemos al tercer año, a fin de que la niña no nos eche de menos, y Joaquín repuso: Esperemos.
2.- Y cuando la niña llegó a la edad de 3 años, Joaquín dijo: Llamad a las hijas de los hebreos que estén sin mancilla y que tome cada cual una lámpara, y que esta lámpara se encienda para que la niña no vuelva atrás y para que su corazón no se fije en nada que es de fuera del templo del Señor, y ellos hicieron los que se les mandaba, hasta el momento en que subieron al templo del Señor, y el gran sacerdote recibió a la niña, y abrazándola la bendijo y exclamó: El Señor a glorificado tu nombre en todas las generaciones y en ti hasta el último día, el Señor hará ver la redención por él concedida a los hijos de Israel.
3.- He hizo sentarse a la niña en la tercera grada del altar y el Señor envió su gracia sobre ella, y ella danzó sobre sus pies y toda la casa de Israel la amó.
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