1.5.06

El Tekton



Jesús Martí Ballester

FIESTA DE SAN JOSE OBRERO

1 de mayo de 2000

EL TEKTON. EL ARTESANO AL SERVICIO DE TODOS.

1. A finales del siglo XIX y principio de XX, el 1 de mayo se convirtió en una fecha reivindicativa y revolucionaria a favor de la clase obrera. El Papa Pío XII, en 1955, quiso darle una dimensión cristiana, e instituyó la fiesta de San José Obrero, que no sólo fue trabajador artesano humilde, sino el modelo de todo trabajador cristiano, que se afanó durante años, como servidor de la Sagrada Familia, sumergido en una gran intimidad con Dios. De esta manera el Papa proyectaba una luz nueva sobre la dignidad del trabajo, que ofrece el medio de perfeccionar la creación, sirviendo a Dios y a los hombres, imitando a Dios Creador y al Hijo de Dios también artesano como su padre José, y uniendo los sufrimientos y contrariedades del propio trabajo a la cruz de Cristo.

2. Aunque los evangelios nos dicen muy poco de San José, le califican con cinco títulos, importantes y significativos, que son como cinco pilares que permiten construir una sólida teología josefina: le designan "hijo de David" (Mt 1,20), "esposo de María" (Mt 1,16), "padre de Jesús" (Lc 2,48), "hombre justo" (Mt 1,19), y "el carpintero" (Mt 13,55) que enseñó su mismo oficio a Jesús (Mc 6,3). Hoy sólo cebramos su oficio de carpintero de Nazaret: el sencillo trabajador que tiene que trabajar cada día, para sostener a su familia, con el sudor de su frente en un trabajo bien humilde, y en una vida oculta y laboriosa.

3. El evangelio no recoge ni una sola palabra suya. San José, más que con sus palabras, habla con sus actitudes y gestos. Con su silencio, su obediencia, su trabajo. Fue un obrero auténtico que trabajaba de sol a sol en su modesto taller de carpintería. La palabra griega tékton con que le designa el evangelio, tiene un sentido genérico de "artesano", que puede incluir los oficios de carpintero, herrero, albañil, curtidor, tejedor, alfarero, etc. Sin embargo, ya en Homero y en Jenofonte, tékton se usa en el sentido específico de artesano en carpintería. Y así lo ha entendido la tradición cristiana desde san Justino (siglo II), que nos dice que construía yugos y arados, y en la misma línea escriben Origenes, san Efrén y san Juan Damasceno. Hasta la edad media no aparecen los autores que le dicen herrero (san Isidoro de Sevilla). Pero ninguna prueba decisiva señala con precisión el oficio de José. Algo puede aclararnos el hecho de que en la época de Cristo, en Palestina escaseaba la madera. No había sino los famosos cedros, que eran pocos y propiedad de ricos, palmeras, higueras y otros frutales. En consecuencia muy pocas cosas eran entonces de madera. Concretamente, en Nazaret las casas o eran simples cuevas excavadas en la roca, o edificaciones construidas con cubos de la piedra. En los edificios sólo las puertas eran de madera y muchas casas ni siquiera tenían otra puerta que una gruesa cortina. No debía, pues, ser mucho el trabajo para un carpintero en un pueblo de no más de cincuenta familias. Preparar o reparar aperos de labranza o construir rústicos carros. Los muebles apenas existían en una civilización en que el suelo era la silla más corriente y cualquier piedra redonda la única mesa. La carpintería pues, no era un gran negocio en el Nazaret de entonces. Sólo se le hacían encargos eventuales que consistían en reparar un tejado, en arreglar un carro, o recomponer un yugo o un arado. San José trabajaba humildemente para ganarse la vida y se la ganaba modestamente.

4. Su casa tiene, como todas las de la gente pobre de Palestina, una sola habitación que es cocina, comedor y dormitorio. Tiene un molino de mano, un hornillo de barro para cocer el pan, un arcón para guardar los vestidos, una mesa, una lámpara de aceite, unas esteras para dormir, y pocas cosas más. Todo pobre, pero limpio y ordenado, que por algo son las manos de María las que cuidan del hogar. Een el exterior, una escalera adosada a la pared que conduce a la azotea. Este es el lugar de descanso de la Sagrada Familia al anochecer, donde en verano goza de la fresca brisa del Mediterráneo, y rezan vueltos hacia Jerusalén (Dn 6,11). El taller de José está en un pequeño patio con su "parra y su higuera" tradicionales (l Re 5,5). José va vestido con una túnica ceñida con un cinturón; calza unas sencillas sandalias, y cubre su cabeza con el kuffiyéh, un velo sujeto con dos vueltas de un cordón negro. Se casó joven, con algún año más que Maria, que tendría unos dieciséis. Maneja con vigor la sierra y la garlopa. Por todas parte hay tablones de sicómoro, arcas, yugos y arados recién terminados. Mientras José trabaja, canta y reza, feliz de ganar con el sudor de su frente el pan para sus dos grandes amores: Jesús y María.

5. El es un trabajador que cumple el mandato de Dios: "Tomó Dios al hombre y lo puso en el jardín del Edén, para que lo cultivara y guardara" (Gn 2,15). Para que trabajara, a imagen de Dios trabajador, "creador del cielo y de la tierra". "Mi Padre trabaja siempre".

6. Inmenso Dios creando como un torbellino inmóvil y amoroso, afanándose en su obra para su gloria en el hombre. Y cuando al principio, pasó revista a todo, estrellas, mares, calandrias y elefantes, aves del paraíso y águilas reales, altísimas montañas, palomas raudas, palmeras y cipreses, colibrís y elefantes... el hombre y la mujer..., dijo: ¡Bien!. ¡Todo está bien!. ¡Me ha quedado todo estupendo!...

Y vio Dios que lo había hecho bien.

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