27.4.06

Hermana Cristina Hoar

PASCUA LAMA: La lucha de Cristina Hoar, monja misionera, sierva del espíritu santo
¡Tenía que ser una mujer!

En estos tiempos excepcionales, cuando una mujer gobierna Chile, casos y casos demuestran que esto ocurre porque eran muchas, porque estaban preparadas y porque, al fin, había llegado el momento de florecer. La acción concreta de esta mujer llegada de tierras lejanas, de Indonesia, en la defensa del valle del Huasco contra la transnacional del oro, la empresa Barrick Gold, es una buena muestra. Pascua Lama pudo ser aún mucho peor.

La hermana Cristina (que pertenece a las Siervas Misioneras del Espíritu Santo, congregación relcionada al Verbo Divino) llegó en 1988 a la comuna de Alto del Carmen, en la III Región y, como todos, se deslumbró con la noticia del yacimiento de oro, a 80 metros bajo tierra, allá arriba, en medio de los glaciares. Oro, para ella, significaba mayor bienestar para un pueblo de campesinos y cabreros, en los contrafuertes de la Cordillera de Los Andes.

Hasta que se dio cuenta.

Recorrió los glaciares en 1994, a 4.600 metros sobre el nivel del mar, invitada por los mineros que realizaban sondajes en el lugar desde 1985. Cuándo aún la democracia no se vislumbraba. Desde allí veía los valles de Chile y también el lado argentino. La mina es binacional.

Empezó a escuchar los temores de los pequeños agricultores de que la mina envenenaría el agua y se puso a investigar: una catástrofe ecológica estaba por producirse a consecuencia del proyecto Pascua Lama. Estudió lo que significaba la faena minera y la contaminación que genera. Aprendió de arsénico y de procesos industriales asistiendo a 15 seminarios dictados por expertos del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales. Y fue casa por casa para informar a la gente que la explotación de la mina traería más males que bienes a la comunidad. La municipalidad, la empresa y la CONAMA tuvieron que invitarla a expresar el sentir popular y ella tenía un solo discurso:

“No queremos que se contaminen los ríos, no queremos que se destruyan los glaciares, no queremos que pasen miles de camiones por nuestra carretera porque es muy peligroso”.

La empresa empleó con ella todas las tácticas de presión, invocando la política de buen vecino: un internado nuevo, por ejemplo. Pero ni ella ni las otras monjas aceptaron.

Y aunque el proyecto fue recientemente aprobado, al menos se salvaron los glaciares y la CONAMA les puso una serie de condiciones ambientales que en algo lo mejoraron. Pero la lucha continúa y, aunque a la hermana Cristina su Congregación la trasladó a Santiago, ella dejó las bases para que también Vallenar y Freirina se incorporen a la tarea de fiscalización a través de los grupos parroquiales Justicia, Paz y Ecología y la actual Pastoral “Salvaguarda de la Creación”.

“Tenemos que ampliar la batalla del Huasco a una batalla nacional. Tengo confianza en que habrá cambios” le dijo a la revista Mujer del diario La Tercera.

Una mujer que impidió mover montañas, al menos los tres glaciares, y que logró que los habitantes del Huasco sintieran que eran personas importantes, dignas de ser escuchadas, por ser los dueños del lugar.




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